Me han estado timando durante 40 años, esto se acabó. Soy libre. Desde aqui os cuento mi periplo para dejar de ser un drogadicto, con todas las consecuencias que eso supone. Rodarán cabezas en mis reflexiones. A quien le pueda ser de ayuda que se aproveche.

martes, 26 de enero de 2010

Todo empezó así.






En el puente de Diciembre, unos amigos vinieron a vernos a este nuestro desierto.
Como los Reyes Magos, venían repletos de presentes, no podían faltar los Ducados, cartones de Ducados, que añoraba, que esperaba como agua de mayo, después de estar castigándome los bronquios, higadillos y parte de la pleura, con la mierda de tabaco que se consume en este, el desierto, eso si, consu esquelita esa de lo jodido que es fumar y su sellito de la Hacienda Chacalena esta de este país, que no es que sea ni mejor ni peor que cualquier hacienda, si no igual.
Pues eso, Bechamel, el amigo en cuestión, me trajo los Ducatas, sin rechistar, como mandan los cánones, pasado un tiempo prudencial, me hace entrega de un libro “Es fácil dejar de fumar, si sabes como” de Allen Carr –dedicaré una entrada a ese libro y como lo he visto- y una cajita de chicles de nicotina:
“Jordi, léete esto, te ayudará, verás…..”
Bien, lo cierto, es que ahora y desde esta perspectiva, agradezco al Bechamel, al Gran Bechamel, su regalo, lo he leído, lo he leído y de momento estoy feliz, soy feliz, pero sobre todo, me siento feliz, me siento libre, tengo la sensación de que me he liberado de un gran peso, las cadenas a tomar por el culo.
Gracias Bechamel, nos vemos en Naila.





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